lunes, 3 de diciembre de 2012

Características de la filosofía del Renacimiento de acuerdo a Beuchot y Sobrino.


El Renacimiento visto como un movimiento cultural que comienza en la mitad del siglo XIV, plantea una crisis de la filosofía medieval y se caracteriza por:


1.       Autonomía civil frente a la autoridad religiosa, la sociedad civil no acepta ser regida por los poderes religiosos.

2.       Autonomía de lo intelectual, en general de toda autoridad. Pero sobre todo a la autoridad aristotélica.

3.       Surge una nueva concepción de la naturaleza. Se rescata la valoración del cuerpo.

4.       Se da una gran valoración del individuo. Se cambia de una visión teocéntrica por una antropocéntrica.



Fuente: Beuchot y Sobrino. Historia de la filosofía moderna y contemporánea. Editorial Torres Asociados. 

jueves, 18 de octubre de 2012

La Zarpa, o de la envidia, o de la vejez igualadora.


Les dejo este pequeño cuento de José Emilio Pacheco.



Padre, las cosas que habrá oído en el confesionario y aquí en la sacristía… Usted es joven, es hombre. Le será difícil entenderme. No sabe cuánto me apena quitarle tiempo con mis problemas, pero ¿a quién si no a usted puedo confiarme? De verdad no sé cómo empezar. Es pecado alegrarse del mal ajeno. Todos lo cometemos ¿no es cierto? Fíjese usted cuando hay un accidente, un crimen, un incendio. Qué alegría sienten los demás porque no fue para ellos al menos una entre tantas desgracias de este mundo.

Usted no es de aquí, padre, no conoció México cuando era una ciudad pequeña, preciosa, muy cómoda, no la monstruosidad que padecemos ahora en 1971. Entonces nacíamos y moríamos en el mismo sitio sin cambiarnos nunca de barrio. Éramos de San Rafael, de Santa María, de la colonia Roma. Nada volverá a ser igual… Perdone, estoy divagando. No tengo a nadie con quién hablar y cuando me suelto… Ay, padre, qué vergüenza, si supera, jamás me había atrevido a contarle esto a nadie, ni a usted. Pero ya estoy aquí. Después me sentiré más tranquila.

Mire, Rosalba y yo nacimos en edificios de la misma calle, con apenas tres meses de diferencia. Nuestras madres eran muy amigas. Nos llevaban juntas a la Alameda y a Chapultepec. Juntas nos enseñaron a hablar y a caminar. Desde que entramos en la escuela de párvulos Rosalba fue la más linda, la más graciosa, la más inteligente. Le caía bien a todos, era amable con todos. En primaria y secundaria lo mismo: la mejor alumna, la que portaba la bandera en las ceremonias, bailaba, actuaba o recitaba en los festivales. “No me cuesta trabajo estudiar”, decía. “Me basta oír algo para aprendérmelo de memoria.”

Ay, padre, ¿por qué las cosas están mal repartidas? ¿Por qué a Rosalba le tocó lo bueno y a mí lo malo? Fea, gorda, bruta, antipática, grosera, díscola, malgeniosa. En fin… Ya se imaginará lo que nos pasó al llegar a la preparatoria cuando pocas mujeres alcanzaban esos niveles. Todos querían ser novios de Rosalba. A mí que me comieran los perros: nadie se iba a fijar en la amiga fea de la muchacha guapa.

En un periodiquito estudiantil publicaron: “dicen las malas lenguas que Rosalba anda por todas partes con Zenobia para que el contraste haga resplandecer aún más su belleza única, extraordinaria, incomparable”. Desde luego la nota no estaba firmada. Pero sé quién la escribió. No lo perdono aunque haya pasado más de medio siglo y hoy sea muy importante.

Qué injusticia ¿no cree? Nadie escoge su cara. Si alguien nace fea por fuera la gente se las arregla para que también se vaya haciendo horrible por dentro. A los quince años, padre, ya estaba amargada. Odiaba a mi mejor amiga y no podía demostrarlo porque ella era siempre buena, amable, cariñosa conmigo. Cuando me quejaba de mi aspecto me decía: “Qué tonta eres. Cómo puedes creerte fea con esos ojos y esa sonrisa tan bonita que tienes”. Era sólo la juventud, sin duda. A esa edad no hay quien no tenga su gracia.

Mi madre se había dado cuenta del problema. Para consolarme hablaba de cuánto sufren las mujeres hermosas y qué fácilmente se pierden. Yo quería estudiar Derecho, ser abogada, aunque entonces daba risa que una mujer anduviera en trabajos de hombre. Habíamos pasado juntas toda la vida y no me animé a entrar en la universidad sin Rosalba.

Aún no terminábamos la preparatoria cuando ella se casó con un muchacho bien que la había conocido en una kermés. Se la llevó a vivir al Paseo de la Reforma en una casa elegantísima que demolieron hace mucho tiempo. Desde luego me invitó a la boda pero no fui. “Rosalba, ¿qué me pongo? Los invitados de tu esposo van a pensar que llevaste a tu criada.”

Tanta ilusión que tuve y desde los dieciocho años me vi obligada a trabajar, primero en El Palacio de Hierro y luego de secretaria en Hacienda y Crédito Público. Me quedé arrumbada en el departamento donde nací, en las calles de Pino. Santa María perdió su esplendor de comienzos de siglo y se vino abajo. Para entonces mi madre ya había muerto en medio de sufrimientos terribles, mi padre estaba ciego por sus vicios de juventud, mi hermano era un borracho que tocaba la guitarra, hacía canciones y ambicionaba la gloria y la fortuna de Agustín Lara. Pobre de mi hermano: toda la vida quiso hacerse digno de Rosalba y murió asesinado en un tugurio de Nonoalco.

Pasamos mucho tiempo sin vernos. Un día Rosalba llegó a la sección de ropa íntima, me saludó como si nada y me presentó a su nuevo esposo, un extranjero que apenas entendía el español. Ay, padre, aunque no lo crea, Rosalba estaba más linda y elegante que nunca, en plenitud, como suele decirse. Me sentí tan mal que me hubiera gustado verla caer muerta a mis pies. Y lo peor, lo más doloroso, era que ella, con toda su fortuna y su hermosura, seguía tan amable, tan sencilla de trato como siempre.

Prometí visitarla en su nueva casa de Las Lomas. No lo hice jamás. Por las noches rogaba a Dios no volver a encontrármela. Me decía a mí misma: Rosalba nunca viene a El Palacio de Hierro, compra su ropa en Estados Unidos, no tengo teléfono, no hay ninguna posibilidad de que nos veamos de nuevo.

A esas alturas casi todas nuestras amigas se habían alejado de Santa María. Las que seguían allí estaban gordas, llenas de hijos, con maridos que les gritaban y les pegaban y se iban de juerga con mujeres de ésas. Para vivir en esa forma mejor no casarse. No me casé aunque oportunidades no me faltaron. Por más amolados que estemos siempre viene alguien a nuestra espalda recogiendo lo que tiramos a la basura.

Se fueron los años. Sería época de Ávila Camacho o Alemán cuando una tarde en que esperaba el tranvía bajo la lluvia la descubrí en su gran Cadillac, con chofer de uniforme y toda la cosa. El automóvil se detuvo ante un semáforo. Rosalba me identificó entre la gente y se ofreció a llevarme. Se había casado por cuarta o quinta vez, aunque parezca increíble. A pesar de tanto tiempo, gracias a sus esmeros, seguía siendo la misma: su cara fresca de muchacha, su cuerpo esbelto, sus ojos verdes, su pelo castaño, sus dientes perfectos…

Me reclamó que no la buscara, aunque ella me mandaba cada año tarjetas de Navidad. Me dijo que el próximo domingo el chofer iría a recogerme para que cenáramos en su casa. Cuando llegamos, por cortesía la invité a pasar. Y aceptó, padre, imagínese: aceptó. Ya se figurará la pena que me dio mostrarle el departamento a ella que vivía entre tantos lujos y comodidades. Aunque limpio y arreglado, aquello era el mismo cuchitril que conoció Rosalba cuando andaba también de pobretona. Todo tan viejo y miserable que por poco me suelto a llorar de rabia y de vergüenza.

Rosalba se entristeció. Nunca antes había regresado a sus orígenes. Hicimos recuerdos de aquellas épocas. De repente se puso a contarme qué infeliz se sentía. Por eso, padre, y fíjese en quién se lo dice, no debemos sentir envidia: nadie se escapa, la vida es igual de terrible con todos. La tragedia de Rosalba era no tener hijos. Los hombres la ilusionaban un momento. En seguida, decepcionada, aceptaba a algún otro de los muchos que la pretendían. Pobre Rosalba, nunca la dejaron en paz, lo mismo en Santa María que en la preparatoria o en esos lugares tan ricos y elegantes que conoció más tarde.

Se quedó poco tiempo. Iba a una fiesta y tenía que arreglarse. El domingo se presentó el chofer. Estuvo toca y toca el timbre. Lo espié por la ventana y no le abrí. Qué iba a hacer yo, la fea, la gorda, la quedada, la solterona, la empleadilla, en ese ambiente de riqueza. Para qué exponerme a ser comparada de nuevo con Rosalba. No seré nadie pero tengo mi orgullo.

Ese encuentro se me grabó en el alma. Si iba al cine o me sentaba a ver la televisión o a hojear revistas siempre encontraba mujeres hermosas parecidas a Rosalba. Cuando en el trabajo me tocaba atender a una muchacha que tuviera algún rasgo de ella, la trataba mal, le inventaba dificultades, buscaba formas de humillarla delante de los otros empleados para sentir: Me estoy vengando de Rosalba.

Usted me preguntará, padre, qué me hizo Rosalba. Nada, lo que se llama nada. Eso era lo peor y lo que más furia me daba. Insisto, padre: siempre fue buena y cariñosa conmigo. Pero me hundió, me arruinó la vida, sólo por existir, por ser tan bella, tan inteligente, tan rica, tan todo.

Yo sé lo que es estar en el infierno, padre. Sin embargo, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Aquella reunión en Santa María debe de haber sido en 1946. De modo que esperé un cuarto de siglo. Y al fin hoy, padre, esta mañana la vi en la esquina de Madero y Palma. Primero de lejos, después muy de cerca. No puede imaginarse, padre: ese cuerpo maravilloso, esa cara, esas piernas, esos ojos, ese cabello, ser perdieron para siempre en un tonel de manteca, bolsas, manchas, arrugas, papadas, várices, canas, maquillaje, colorete, rímel, dientes falsos, pestañas postizas, lentes de fondo de botella.

Me apresuré a besarla y abrazarla. Había acabado lo que nos separó. No importaba lo de antes. Ya nunca más seríamos una la fea y otra la bonita. Ahora Rosalba y yo somos iguales. Ahora la vejez nos ha hecho iguales


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Hipertexto y experimento de lectura compartida.


Iniciare con una breve introducción, aunque no debería, que puede obviarse.

Definición de hipertexto: “Hipertexto es la presentación de información como una Red de nodos enlazados a través de los cuales los lectores pueden navegar libremente en forma no lineal. Permite la coexistencia de varios autores, desliga las funciones de autor y lector, permite la ampliación de la información en forma casi ilimitada y crea múltiples rutas de lectura” 1


Entre las características más importantes del hipertexto tenemos las siguientes 2:
·         No es lineal. .
·         Es eminentemente interactivo. 
·        Permite al autor ofrecer un contexto rico en información relacionada en torno a sus ideas principales. 
·         Permite al usuario leer, co-escribir y comprender información más efectivamente
·         Permite seleccionar los temas de interés. 

Comento que me cuesta dejar de estructurar mis ideas en un texto de manera lineal, pero ante este reto deseo iniciar un obra, cooperativa, interactiva y quizás en algún momento no lineal, y el pretexto propongo sea alrededor de una lectura de Julio Cortazar, Axolotl.


Y ante esta posibilidad de aumentar el contexto, cito información respecto de la mitología del Ajolote, personaje central del cuento. 



Ahora bien este es solo el pie de este texto, propongo me alleguen los comentarios del cuento y sus ideas que enriquezcan este intento de Hipertexto.

viernes, 9 de marzo de 2012

Sobre los movimientos con causas sociales



Tenia ya algún tiempo que no escribía para mi blog. Lo que motiva este escrito, es que existen varios movimientos sociales que en lo particular me tienen interesado como los son los indignados y la primavera árabe, de lo cuales ya había escrito con anterioridad, de reciente atractivo a mi atención esta anonymous. Son movimientos en verdad fascinantes por su diversidad, por su heterogeneidad, por el activismo, por la falta de un control central que permite que no se desvirtúen los movimientos de esta índole.

Recientemente uno de mis alumnos me comento de un vídeo que llamaba a un movimiento con causa social, es el movimiento orquestado por la fundación Invisible Children y en especifico es una campaña contra Joshep Kony, la campaña consiste en hacerlo famoso para traer a la luz los crímenes que ha cometido por años contra miles de niños en Uganda. Como causa es una muy noble y loable campaña.


Pero esta campaña me provoca un sin numero de criticas por lo que respecta a sus métodos, a que cobra para un financiamiento poco transparente, a los símbolos que maneja y a lo que a mi perecer es un placebo para el espíritu inconforme que provocan los otros movimientos no controlables.

Respecto de los métodos no son mas que una apología a la política intervencionista de los Estados Unidos de Norteamerica. Por qué cobrar si esta llena de apoyos tan importantes como Clooney, Rihana y Bono; o de miembros de los partido republicano y demócrata.

Los símbolos que manejan son precisamente los de los movimientos de protesta de los últimos 20 años.

Pero lo que mas me hace dudar en esto es la cantidad de apoyo que el main stream proporciona a esta campaña; lo que la convierte a mi parecer en una causa noble para formalizar la protesta y el activismo por un conducto controlado y controlable, para desfogar el espíritu combativo de los otros movimientos dentro de causes dirigibles.