En NARCO S.A., la muerte de un CEO no detiene el trafico.

La economía de los cárteles sigue la lógica de las grandes empresas: suprimir a la competencia. Sólo que aquí ese trabajo se hace a tiros. Eduardo Guerrero Gutiérrez. Nexos

El problema del narcotráfico y el crimen organizado en México, no se acaba con la muerte del CEO de los Beltran Leyva, Felipe Calderon intensifico su impacto mediático matando a un gran capo, pero el negocio sigue siendo lucrativo, pues las cifras aproximadas hablan de 2.4 millones de adictos en Estados Unidos a las anfetaminas, 20 millones de adictos la marihuana y 4.2 millones de adictos a la cocaína, en total 26.6 millones de consumidores norteamericanos dispuestos a pagar 22 mil dolares por kilogramo.

Toda esta demanda hace que el narcotráfico en México emplee a medio millón de personas esto es, 25% más personas de las que emplea McDonald’s en todo el mundo. Y eso sin contar a los que trabajan indirectamente.

Es un negocio con enormes ganancias que asegura sus fuentes de liquidez. Lo que ha convertido este fenómeno en una industria, ilegal, pero también innovadora y flexible.

Eduardo Medina Mora, sostenía que al narcotráfico hay que entenderlo como “una cadena de valor económico” que tiene perspectivas “de mercado, logística, operacionales, de rutas estratégicas y modus operandi”.

Nuestros grandes narcos amazan fortunas incalculables tanto que la revsita forbes incluyo a Joaquín Guzmán Loera “El chapo” entre los hombres mas ricos del mundo, situación similar que ocupo el difunto Pablo Escobar.

La revista nexos sostiene que el cártel es una confederación de empresas locales que funcionan con cierta independencia, pero que son sujetas a las decisiones de una política corporativa, un elemento propio de empresas modernas en estas organizaciones criminales, cruzadas de arriba abajo por ingredientes de corte tradicional, como el reclutamiento de directivos basado en el parentesco y el estilo autocrático de dirección de sus jefes.

En el pasado era evidente la existencia de un pacto entre autoridades y narcotraficantes de no agresión y libre transito, con la alternancia política del año 2000, todo pacto fue roto.

Al respecto del viejo pacto la revista nexos habla de un “decálogo” que se observaba:

1.No muertos en las calles;
2.No drogas en las escuelas;
3.No escándalos mediáticos;
4.Entrega periódica [al gobierno] de cargamentos y traficantes menores;
5.Derrama económica en las comunidades;
6.No proliferación de bandas;
7.Cero tratos con la estructura formal del gobierno (policías o funcionarios judiciales);
8. Cobrar errores con cárcel, no con la vida;
9.Orden y respeto en los territorios;
10.Invertir las ‘ganancias’ en el país”

Tres dimensiones tiene el crimen organizado en México: la de milicias; la de empresas clandestinas ; y la de cuasi gobiernos.

Pero también hay tres condiciones estructurales que favorecen la aparición y existencia del crimen organizado en México.

Primero, la magnitud de la demanda creada por la vecindad con la nación que más drogas consume en el mundo.

Segundo, la existencia de numerosas comunidades en condiciones de pobreza que pueden constituirse velozmente en base social del crimen organizado.

Tercero, la debilidad institucional del gobierno.

Atacar fuego con fuego a los narcotraficantes en una guerra costosa de vidas y dinero no mengua de de forma alguna un negocio altamente productivo, pues la demanda subsiste.

El gobierno federal esta obligado a cambiar su política o de seguir con esta linea terminara cobrando mas impuesto y tendra cada vez mas militarizado el país.

Fuentes
Ana Arana de CNN en español
Eduardo Guerrero Revista Nexos en linea

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