Lo sagrado y lo prohibido: Tabú
Con la palabra "tabú" se designan todas las prohibiciones mágico-religiosas, los objetos que no pueden tocarse o que no pueden nombrarse, los lugares que no pueden ser visitados, las cosas que son sagradas o que no pueden hacerse*.
James George Frazer, etnólogo Escoces, en su libro La Rama Dorada habla de que estas prohibiciones son dadas a las reglas de ortodoxia sin la diferenciación de ser buenas o malas. Los tabues actúan por decirlo así como aisladores para conservar la fuerza espiritual de que están cargadas las designaciones sagradas o prohibidas.
Y sostiene que por eso se le da la mayor parte de la carga a los objetos y a las palabras, como si el tabú fuera una muralla que los protegiera. En su explicación James G. Frazer expone varios ejemplos de objetos y palabras a los que haré referencia a continuación.
Existe un tabú sobre el hierro, el cual no podía ser tocado por el cuerpo de una dignatario, ningún objeto de este material podía ser introducido a santuario alguno. Superstición que data de la novedad del material que era visto con recelo y disgusto, pues nos dice que las cosas nuevas excitan el temor y la aversión, además de la intensificación en algunos lugares por los accidentes casuales que hayan podido ocasionarse con estos objetos de hierro. Pero la contradicción del tabú entra en el sentido de que si es malo para el hombre también lo sera para los espíritus así que puede ser usado como talismán para ahuyentar a los demonios.
Otro tabú es el de las armas blancas, mismas que pueden una vez fallecida un persona herir no solo lo físico sino lo espiritual y por eso son prohibidas durante el luto, por temor a dañar y causar malestar al ser inmaterial del fallecido.
La sangre es también un tabú, mismo que esta basado en que la sangre tiene la esencia, el alma o espíritu. Por tanto en algunos pueblos no se consiente que caiga al suelo, y de hacerlo sera un lugar impregnado de lo sagrado, lo que conllevara la prohibición misma.
La cabeza es también considerada sagrada, la santidad especial que se la tribuye se explica por creer que también contiene al espíritu, además de ser parte sensible y vital. Un tabú consecuente al anterior es el que recae sobre el cabello, pero además por pensar que existe un conexión simpatética entre el ser y cada una de sus partes del cuerpo. Ejemplo de esto es la descripción de la tradición massai de los que se dice que poseen el arte de hacer llover, pero la pérdida de cabello o barbas acarrearía la imposibilidad de ejercitar su poder. Los karo-batakos temen ahuyentar el alma de los infantes en el corte de pelo por tanto dejan un mechón que no se corte durante la infancia para que alma tenga donde guarecerse.
Nota estas supersticiones son identificables con las falacias cum hoc, ergo propter hoc.
Pero cuando es necesario cortar el pelo se toman las medidas para menguar el riego que esto supone. Y aun siendo cortados el pelo y las uñas, siguen teniendo una conexión por lo que se dispone especialmente de ellos, puesto que si cayeran en manos de brujos o enemigos servirían para hacer daño.
La saliva tiene disposición semejante a ser objeto de hechicería, pero este carácter dado de sagrada también la hace útil para expresar formalidad aun convenio así las partes concertantes pueden intercambiar saliva como muestra de su buena fe.
Los alimentos son tabú, así la sal, el café y el cerdo siguen siendo prohibidos y sagrados.
Los nudos y los anillos, pues los nudos dan la idea de ligar y por eso están prohibido en los partos, por lo que existían prohibiciones de cruzar las piernas, de atar lanzas, de cerrar puertas. El mismo Corán atribuye malignidad en los nudos, misma que se empleo contra el profeta Mahoma, por medio de una cuerda anudada que fue escondida, pero que el Arcángel Gabriel revelo su ubicación y que Ali por medio de un rito particular desató. Pero en ese doble empleo de lo sagrado y lo prohibido usar nudos también protege o liga, así las mujeres pretendían retener al hombre amado y el amo detener al esclavo que huía. Poder semejante tiene los anillos ya que estos pueden impedir la salida del alma del cuerpo pero a la vez proteger contra el ingreso de espíritus.
Dentro de las palabras tabú los nombres son el eslabón entre sujeto y objeto, contiene una asociación ideológica, ya que se puede considerar al nombre como parte vital. Por lo que lagunas culturas tenían dos nombre el publico y el secreto o sagrado, y este ultimo debía permanecer así o de lo contrario podía ser empleado para causar daño. Pues se supone que un hechizo no es eficaz ano ser que se sepa el nombre verdadero. Por eso el empleo de sobre nombres o apodos, ya que estos nombres secundarios distintos de los verdaderos pueden emplearse pues no hay conexión vital. Otro tabú radica en el hecho de que uno mismo no puede pronunciar su nombre pues debilita su fuerza vital, por lo que tendrá que ser dicho por otra persona al momento de presentarse. James Frazer señala que este tabú puede ser la reminiscencia de que en sociedad sea extraño o de mal gusto el presentarse por si mismo.
Es tal la fuerza de la prohibición y lo sagrado en el nombre que en algunas civilizaciones cuando algo tenia el nombre de un dignatario, tenia que cambiarse la palabra de designación para el objeto que la poseía. Si esta era la fuerza en reyes y sacerdotes, para los dioses era mayor, pues se oculta verdadero nombre de la deidad venerada.
Frazer refiere estos tabues para los salvajes y seres primitivos, pero en nuestra actualidad podemos darnos cuenta de que mucho sigue y hemos creado nuevas cosas a las que dotamos de ese velo de prohibición y ortodoxia sagrada.
Fuente: James George Fazer. Objetos y palabras tabú. Colección Fondo 2000, FCE. Cuarta reimpresión. México 1999. Tomado de La Rama Dorada. Magia y Religión.
James George Frazer, etnólogo Escoces, en su libro La Rama Dorada habla de que estas prohibiciones son dadas a las reglas de ortodoxia sin la diferenciación de ser buenas o malas. Los tabues actúan por decirlo así como aisladores para conservar la fuerza espiritual de que están cargadas las designaciones sagradas o prohibidas.
Y sostiene que por eso se le da la mayor parte de la carga a los objetos y a las palabras, como si el tabú fuera una muralla que los protegiera. En su explicación James G. Frazer expone varios ejemplos de objetos y palabras a los que haré referencia a continuación.
Existe un tabú sobre el hierro, el cual no podía ser tocado por el cuerpo de una dignatario, ningún objeto de este material podía ser introducido a santuario alguno. Superstición que data de la novedad del material que era visto con recelo y disgusto, pues nos dice que las cosas nuevas excitan el temor y la aversión, además de la intensificación en algunos lugares por los accidentes casuales que hayan podido ocasionarse con estos objetos de hierro. Pero la contradicción del tabú entra en el sentido de que si es malo para el hombre también lo sera para los espíritus así que puede ser usado como talismán para ahuyentar a los demonios.
Otro tabú es el de las armas blancas, mismas que pueden una vez fallecida un persona herir no solo lo físico sino lo espiritual y por eso son prohibidas durante el luto, por temor a dañar y causar malestar al ser inmaterial del fallecido.
La sangre es también un tabú, mismo que esta basado en que la sangre tiene la esencia, el alma o espíritu. Por tanto en algunos pueblos no se consiente que caiga al suelo, y de hacerlo sera un lugar impregnado de lo sagrado, lo que conllevara la prohibición misma.
La cabeza es también considerada sagrada, la santidad especial que se la tribuye se explica por creer que también contiene al espíritu, además de ser parte sensible y vital. Un tabú consecuente al anterior es el que recae sobre el cabello, pero además por pensar que existe un conexión simpatética entre el ser y cada una de sus partes del cuerpo. Ejemplo de esto es la descripción de la tradición massai de los que se dice que poseen el arte de hacer llover, pero la pérdida de cabello o barbas acarrearía la imposibilidad de ejercitar su poder. Los karo-batakos temen ahuyentar el alma de los infantes en el corte de pelo por tanto dejan un mechón que no se corte durante la infancia para que alma tenga donde guarecerse.
Nota estas supersticiones son identificables con las falacias cum hoc, ergo propter hoc.
Pero cuando es necesario cortar el pelo se toman las medidas para menguar el riego que esto supone. Y aun siendo cortados el pelo y las uñas, siguen teniendo una conexión por lo que se dispone especialmente de ellos, puesto que si cayeran en manos de brujos o enemigos servirían para hacer daño.
La saliva tiene disposición semejante a ser objeto de hechicería, pero este carácter dado de sagrada también la hace útil para expresar formalidad aun convenio así las partes concertantes pueden intercambiar saliva como muestra de su buena fe.
Los alimentos son tabú, así la sal, el café y el cerdo siguen siendo prohibidos y sagrados.
Los nudos y los anillos, pues los nudos dan la idea de ligar y por eso están prohibido en los partos, por lo que existían prohibiciones de cruzar las piernas, de atar lanzas, de cerrar puertas. El mismo Corán atribuye malignidad en los nudos, misma que se empleo contra el profeta Mahoma, por medio de una cuerda anudada que fue escondida, pero que el Arcángel Gabriel revelo su ubicación y que Ali por medio de un rito particular desató. Pero en ese doble empleo de lo sagrado y lo prohibido usar nudos también protege o liga, así las mujeres pretendían retener al hombre amado y el amo detener al esclavo que huía. Poder semejante tiene los anillos ya que estos pueden impedir la salida del alma del cuerpo pero a la vez proteger contra el ingreso de espíritus.
Dentro de las palabras tabú los nombres son el eslabón entre sujeto y objeto, contiene una asociación ideológica, ya que se puede considerar al nombre como parte vital. Por lo que lagunas culturas tenían dos nombre el publico y el secreto o sagrado, y este ultimo debía permanecer así o de lo contrario podía ser empleado para causar daño. Pues se supone que un hechizo no es eficaz ano ser que se sepa el nombre verdadero. Por eso el empleo de sobre nombres o apodos, ya que estos nombres secundarios distintos de los verdaderos pueden emplearse pues no hay conexión vital. Otro tabú radica en el hecho de que uno mismo no puede pronunciar su nombre pues debilita su fuerza vital, por lo que tendrá que ser dicho por otra persona al momento de presentarse. James Frazer señala que este tabú puede ser la reminiscencia de que en sociedad sea extraño o de mal gusto el presentarse por si mismo.
Es tal la fuerza de la prohibición y lo sagrado en el nombre que en algunas civilizaciones cuando algo tenia el nombre de un dignatario, tenia que cambiarse la palabra de designación para el objeto que la poseía. Si esta era la fuerza en reyes y sacerdotes, para los dioses era mayor, pues se oculta verdadero nombre de la deidad venerada.
Frazer refiere estos tabues para los salvajes y seres primitivos, pero en nuestra actualidad podemos darnos cuenta de que mucho sigue y hemos creado nuevas cosas a las que dotamos de ese velo de prohibición y ortodoxia sagrada.
Fuente: James George Fazer. Objetos y palabras tabú. Colección Fondo 2000, FCE. Cuarta reimpresión. México 1999. Tomado de La Rama Dorada. Magia y Religión.
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